A principios del siglo XX en la ciudad de Celaya, Guanajuato, México, Don Gonzalo, dedicando gran parte de su vida a una labor muy celayense que es elaborar cajetas en una fábrica en las cercanías de las vías del tren de esta ciudad; siendo allí donde aprende muy bien este venerable oficio el cual transmite muchos años después a su gran amigo y compadre Don Cirilo Ávila en los años 70 y quien procura esta receta por décadas..